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Abuso de antibióticos provoca serios daños a la audición

Los antibióticos son medicamentos que se utilizan para combatir las infecciones causadas por bacterias, pero no son efectivos contra las causadas por virus, como el resfriado común o la gripe. Sin embargo, muchas personas los consumen de forma indiscriminada, sin prescripción médica o sin seguir las indicaciones del especialista. Esto puede tener consecuencias negativas para la salud, entre ellas, el deterioro de la audición.

¿Cómo afectan los antibióticos al oído?

Los antibióticos pueden dañar el oído de dos formas: por ototoxicidad o por resistencia bacteriana.

La ototoxicidad es la capacidad de algunos antibióticos de provocar lesiones en el oído interno, donde se encuentran las células ciliadas que captan las vibraciones sonoras y las convierten en señales nerviosas que llegan al cerebro. Estas células no se regeneran, por lo que una vez dañadas, se produce una pérdida auditiva irreversible. Algunos de los antibióticos que pueden causar ototoxicidad son la gentamicina, la estreptomicina, la neomicina, la vancomicina y la eritromicina.

La resistencia bacteriana es el fenómeno por el que las bacterias se vuelven más fuertes y capaces de sobrevivir a los antibióticos. Esto ocurre cuando se usan los antibióticos de forma inadecuada, como tomarlos sin necesidad, saltarse dosis, no completar el tratamiento o usarlos para tratar infecciones víricas. Al hacer esto, se favorece la selección de las bacterias más resistentes, que pueden causar infecciones más graves y difíciles de tratar. Entre estas infecciones se encuentran las del oído medio (otitis media), que pueden provocar complicaciones como la perforación del tímpano, la mastoiditis (inflamación del hueso detrás del oído) o la meningitis (inflamación de las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal).

¿Cómo prevenir los daños auditivos por antibióticos?

Para prevenir los daños auditivos por antibióticos, es importante seguir estas recomendaciones:

  • No automedicarse con antibióticos. Solo deben tomarse bajo prescripción médica y siguiendo las indicaciones del especialista en cuanto a dosis, duración y frecuencia.
  • No usar los antibióticos sobrantes de otros tratamientos o de otras personas. Cada antibiótico tiene un espectro de acción específico y puede no ser adecuado para la infección que se quiere tratar.
  • No exigir al médico que recete antibióticos si no son necesarios. Muchas veces, los síntomas de una infección vírica se confunden con los de una bacteriana, pero los antibióticos no sirven para tratarlas y solo contribuyen a generar resistencia bacteriana.
  • Consultar al médico si se presentan signos de ototoxicidad, como zumbidos, mareos, vértigos o pérdida auditiva, al tomar un antibiótico. En algunos casos, puede ser necesario suspender el tratamiento o cambiarlo por otro menos tóxico para el oído.
  • Acudir al otorrinolaringólogo pediatra si se sospecha de una infección del oído en un niño. El especialista podrá diagnosticar correctamente el tipo de infección y prescribir el tratamiento más adecuado para cada caso.

El abuso de antibióticos es un problema de salud pública que afecta a toda la población, pero especialmente a los niños, que son más propensos a sufrir infecciones del oído. Por eso, es fundamental usarlos con responsabilidad y precaución, para evitar daños irreparables en la audición y garantizar una buena calidad de vida.