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Amígdalas y adenoides

Las amígdalas (anginas) y adenoides forman parte de 9 estructuras que se encuentran en la faringe, son masas de tejido similares la de los nódulos linfáticos o «ganglios» que se encuentran en el cuello, ingle o axilas. Las amígdalas son dos masas que se encuentran detrás de la cavidad oral. Las adenoides están en la parte superior de la garganta detrás de la nariz y arriba y atrás del techo de la boca (velo del paladar) y no son visibles a través de la boca sin instrumentos especiales. Ellas «prueban» a las bacterias y los virus y pueden infectarse. Los científicos creen que funcionan como parte del sistema inmunológico del cuerpo filtrando los gérmenes que intentan invadir el cuerpo, y que ayudan a desarrollar anticuerpos para los gérmenes.

Esto ocurre primariamente durante los primeros 3 años de vida, tornándose menos importantes cuando transcurren los años. Los niños cuyas amígdalas y adenoides fueron extraídas no sufren de pérdidas en sus defensas.

Los problemas que más comúnmente afectan a las amígdalas y adenoides son las infecciones recurrentes (de garganta u oídos) y el crecimiento significativo u obstrucciones que causan problemas de respiración y deglución. Las obstrucciones de la respiración producen ronquidos y perturbaciones en el sueño que se traducen en somnolencia durante el día en adultos y problemas de comportamiento en niños (hiperactividad, enuresis falta de concentración, etc…). Además, la respiración crónica a través de la boca debido al agrandamiento de las amígdalas y adenoides causa falta de crecimiento del tercio medio de la cara y una alineación inadecuada de los dientes. Las infecciones crónicas pueden afectar otras áreas como las Trompas de Eustaquio – el pasaje de aire entre la parte de atrás de la nariz y el interior del oído. Esto puede llevar a frecuentes infecciones del oído y pérdidas de la audición.

Estudios recientes indican que la Adenoidectomía es un tratamiento beneficioso para algunos niños con dolor de oídos crónico acompañado por acumulación de líquidos en el oído medio (otitis media con efusión).

Si sus amígdalas o las de su hijo están agrandadas, puede resultarle difícil respirar por la nariz. Otros signos de crecimiento de amígdalas y adenoides son: Respiración a través de la boca en vez de a través de la nariz la mayor parte del tiempo. Sonidos nasales «bloqueados» cuando la persona habla. Respiración ruidosa durante el día. Infecciones recurrentes del oído. Ronquidos durante la noche. La respiración se detiene por unos segundos en la noche mientras se ronca o se respira fuerte (apnea nocturna).

Las infecciones bacterianas de las amígdalas, especialmente aquellas causadas por estreptococos, son tratadas primero con antibióticos. A veces, se recomienda la extracción de las amígdalas o adenoides.

Las dos principales razones para remover las amígdalas y/o adenoides son (1) infecciones recurrentes a pesar de la terapia con antibióticos y (2) dificultad para respirar debido al crecimiento de las amígdalas o adenoides. El cáncer o un tumor puede ser otra razón para extraer las amígdalas y adenoides en los adultos.