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¿Qué hacer ante la repentina pérdida de audición?

La sordera súbita es una enfermedad tan poco frecuente como desconocida y supone una pérdida repentina de la capacidad auditiva. Normalmente el paciente no es tratado de forma inmediata, lo que puede suponer la pérdida de audición de manera permanente.

Por el contrario, si es tratado aumentan las posibilidades de revertir la sordera y recuperar la capacidad auditiva.

Se considera sordera súbita la pérdida auditiva neurosensorial superior a 30 dB HL

Suele producirse de forma unilateral, afectando únicamente a uno de los oídos, mientras que la sordera súbita bilateral ocurre en menos del 1% de los casos.

En cuanto a los factores de riesgo, todavía se desconocen cuáles son y cómo afectan, de hecho solo entre un 10-15% de pacientes se determina la causa ya que la mayoría de casos son idiopáticos. 

No obstante, se han dividido las causas de la sordera súbita en tres categorías:

  1. Suceso evidente que explica la sordera.
  2. Enfermedad subyacente que presenta previamente el paciente. 
  3. Causa desconocida. 
El diagnóstico determinará el tratamiento al que deba someterse el paciente.

Lo más habitual es no determinar la causa, ya que al producirse de manera súbita no existen demasiadas evidencias que permitan explicar su aparición.

 En el lado opuesto se encuentran las causas evidentes que explican inequívocamente la sordera, como por ejemplo: traumatismo craneoencefálico, cambios de presión, fármacos ototóxicos o infecciones.

¿Cómo se diagnostica?

Dado que no siempre es posible determinar la causa de su aparición sí es importante diagnosticar la sordera para definir el tipo de tratamiento al que debemos someter al paciente.

Por eso es importante que el paciente acuda al médico de inmediato ante cualquier pérdida repentina de audición, ya que ciertas causas deben ser tratadas con rapidez.

El médico primeramente descartará cualquier patología aguda del oído (tapón de cera u otitis) y más adelante realiza las pruebas audiológicas para confirmar o descartar la hipoacusia sensorial.

Por lo general, se realiza un audiograma y una resonancia magnética nuclear (RMN). Una vez diagnosticada la sordera súbita se procede a iniciar un tratamiento acorde a la causa de la pérdida auditiva.

En la mayoría de casos, los pacientes recuperan la totalidad de la audición y solo la mitad parcialmente.

Fuente

topdoctors.es